miércoles, mayo 31, 2006

Un vicio


Para un tipo como yo, un sitio como www.altapendeja.com.ar puede resultar altamente adictivo. Mi dios, con culos así me va a quedar la herramienta en carne viva.

lunes, mayo 29, 2006

Exijo una explicación


Tengo un amigo al que lo pescó la hermana haciéndosela con una revista condorito. De no creer, encima nos lo contaba tirado en su cuarto mientras, orgulloso, mostraba una especie de caminitos oscuros sobre la moquet, todos los cuales partían desde su cama. Cuando me hago la paja así acostado, al momento de acabar apunto para allá, nos decía mientras acompañaba el relato con mímicas de puñetero y señalaba la alfombra acartonada. Todos esos son hijitos míos, remataba. Entre asqueados y curiosos, le preguntamos qué carajo hacía acogotándose la gallina con una condorito, habiendo tanto otro material más apropiado. El hijo de puta nos miró con cara seria y, convencidísimo, tiró: ¿en serio me preguntan, no vieron lo fuerte que está yayita? Nosotros hicimos plop.

miércoles, mayo 24, 2006

mi leche no embaraza

hasta que yo lo decida
lo demás
es pura cháchara

viernes, mayo 19, 2006

Ojalá encuentre una morocha en esta posición el fin de semana

Más vale paja en mano...

Hay un tiempo que es hermoso, y es éste, de algún modo: ya no hace falta andar adivinando lo que es el sexo porque la escuela misma ha comenzado a implementar la educación sexual; la mayoría de los padres no salen espantados frente a las inquietudes sexuales de sus hijos; nadie creería ahora que la masturbación deja ciegas a las personas, que quema neuronas o que hace que crezcan pelos en las palmas de las manos y resulta fácil conseguir material ilustrativo para acompañar la ocasión (tan poco esfuerzo hay que hacer que quizás sea por eso que la palabra "pajero" se ha convertido en sinónimo de vago).
Más vale crecer así, tener conocimientos en mano, que mil confusiones volando.


De la columna sobre la masturbación escrita por Mex Urtizberea para la Playboy de Brédice (nº 2).

miércoles, mayo 17, 2006

Retrospectiva

Algunas noches cuando mi chica no está yo me toco. Sí, me toco y la verdad, lo disfruto mucho. Entiendo que es algo más personal que el sexo, es como si uno pudiera elegir sin limitaciones dónde y con quién estar y, sobre todo, en qué situación. Como decía mi amigo P: “No sabes la cantidad de minas que me garché yo, cierro los ojos y me las cojo a todas”. Cualquier cosa es posible en esos momentos, no hay techo para la imaginación, recuerdo haber tenido orgasmos mucho mejores entre las paredes de mi baño que en otros insulsos encuentros con desconocidas, seguidos del clásico deseo de salir volando por la ventana con el forro puesto. Recuerdo también aquella típica sentencia de los mayores que uno: “no sabes lo que vas a coger cuando tengas xxx años, te vas a cansar” que agregaba, en muchos casos, que la masturbación era una etapa destinada a perecer indefectiblemente. Años más tarde nos reiríamos mucho de todo esto con uno de mis hermanos, no solamente porque la parte de tener sexo hasta el cansancio nunca llegaba (al menos en nuestro caso) sino también porque cada día nos volvíamos más onanistas, sobre todo a partir de que mi viejo decidió contratar los servicios del canal venus (de tal palo...), que de allí a esta parte me ha acompañado siempre. Algunas noches no muy lejanas, ya viviendo solo y con decodificador adaptado por experto changarín, hasta he desistido de alguna que otra velada sin rastros de futuro encuentro sexual a la vista, oteando el reloj de algún amigo (no tengo uno por propia decisión) para calcular mi arribo frente a la pantalla antes de las 6 de la matina (horario en que finaliza la emisión del explícito canal). Y me ha pasado de llegar sobre el pucho y ver transformarse una monumental cogida en una estúpida clase de aerobics, qué dolor de huevos. Otras veces he amanecido solo y desnudo en mi cama, con el televisor encendido y el trabajo sin terminar, generalmente cuando la noche anterior había llegado con unas copas de más en el cuerpo o bien por tratarse del viernes final de una semana agotadora. Lo cierto es que nunca he podido abandonar la práctica, sí he tenido largos períodos de abstinencia, especialmente al inicio de alguna convivencia sexualmente intensa pero, siempre siempre (al menos hasta ahora) he vuelto al primer amor. De chico pensaba, tal vez influido por mi reprimida educación católica, que las cosas me salían mal luego de masturbarme, es decir, al ser pecado, dios dejaba de ayudarme o protegerme cuando me tocaba. Cualquier cosa mala que me pasara (y siempre fui un tanto fatalista, de ver fantasmas en todos lados) se la atribuía a la última paja que me había echado. Corría entonces a confesarme a la iglesia más cercana e intentaba, sin mucho éxito, dejar el vicio para siempre (como hago ahora cada lunes con el cigarrillo). Un buen día, alejado ya sin retorno de la práctica religiosa, le escuché responder a un pintoresco actor que en ese entonces gozaba de mi admiración y respeto, una pregunta acerca de la masturbación. El tipo dijo algo así como: “Por supuesto que me masturbo, lo hago habitualmente, una cosa es el sexo y otra muy distinta la masturbación, es como cocinarte o ir a comer afuera”. No digo que fue una revelación pero si el galán este, de unos 40 años hasta ahí y probablemente con una tropilla de candidatas a su disposición, seguía acogotando la gallina, gran parte de mis dudas podían disiparse sin ningún complejo.

martes, mayo 16, 2006

Qué paja...

que me está dando este blog últimamente, ni tiempo para hacérmela tengo, pero igual hay que seguir, una lechita no se le niega a nadie.

miércoles, mayo 10, 2006

No cogida

Hoy me llaman de personal: hay una persona que se quiere quejar de tu atención. Qué paja, pensé, yo que encima, aunque los odio a todos, trato siempre de atender bien a los clientes. Llego y oh sorpresa era una pollita que además de atender acá en la oficina la atendí también puertas afuera. Una perra total y seguía con sus dos tetazas bien puestas. La loca empieza a achacarme no se qué cosas, ninguna atribuible a mí (sí a un pajero chorro hijo de puta que se fue por la ventana de esta empresa). Le expliqué paso a paso toda mi actuación en su problema, que además estaba documentada en su legajo perfectamente. La pollita se aflojó un poco, moqueó otro poco y terminó hablando de nuestra relación personal (por supuesto no dijo nada de nuestros roces), que lo que más le había molestado era que yo no me había comunicado con ella para explicarle todo, que esperaba otra cosa de mí por la relación de "amistad" que habíamos tenido, de locos. O quiere que le devuelvan la plata y se tiro un lance, o se quedó caliente porque no me la cogí...

martes, mayo 09, 2006

Bloguera pajera

Esta pollita me calienta mucho. Cuenta sus toqueteos, postea sus fotitos en bolas y tiene una cinturita y unas tetas hermosas.
Si me la dan un rato, bajo las persianas y le doy todo el fin de semana, como a ella le gusta.

lunes, mayo 08, 2006

Un desastre

El sábado al mediodía desperté en un cuarto desconocido por una llamada de mi telefonino. Era mi chica. Quise hacer memoria y no pude recordar nada más allá del quinto tequila. Me pregunto cómo uno, ya a cierta edad, puede hacer tantas cagadas en una misma noche...

viernes, mayo 05, 2006

Viernes de lima dura

jueves, mayo 04, 2006

Despedida

La cosa es así. Hay una secretaria que decidió mandar a la mierda a esta puta oficina, algo que probablemente la mayoría de nosotros desea pero no se anima a concretar. Pero bueno, el tema es que la plebe oficinística decidió organizarle una despedida sin convocar a la por todos despreciada plana mayor. Es decir: exclusivamente secretarias y subalternos. Las nenas aportarán el morfi, los nenes las bebidas espirituosas. Yo tengo en la mira a dos pollitas que me calientan a diario con su bamboleo en los pasillos y ya amenacé que mañana voy a caer con una botella de tequila para detonar las cabezas de todos. La idea es ir llevando, paso a paso, el ambiente hasta una suerte de promiscuidad que permita luego sacar algún rédito. Es mañana o mañana y, la verdad, atenderme a alguna de estas dos se está convirtiendo en una obsesión, sería como hacer realidad tantas pajas dedicadas con mucha imaginación. ¿Podrá el onanista perdido echar su semen asesino sobre alguna de sus inocentes víctimas? ¿Logrará llevar a cabo sus más ocultas fantasías? Lo veremos en el próximo capítulo... Se aceptan sugerencias y/o predicciones.

miércoles, mayo 03, 2006

Una aguja en un pajar

Lo que costaba encontrar algún material gráfico de apoyo para poner manos a la obra sólo puede compararse con las dificultades que implica encontrar una aguja en un pajar. Como no era nada fácil conseguir revistas porno en nuestro país, no quedaba otra que conseguirse un amigo que hubiera viajado a Europa y traído una de allá. Pero, aun con la revista en la mano, el acceso a sus fotos seguía siendo imposible: una censuradora cinta adhesiva negra venía pegada justo en las partes femeninas que uno quería observar. Claro que se podía arrancar la cinta para dejar al descubierto lo que tanto se ansiaba ver, pero entonces también se arrancaba lo que estaba abajo: en lugar del esperado culo, sólo quedaba a la vista un agujero en la hoja. El único agujero que uno no tenía interés en contemplar.
Podía ocurrir también que algún compañero de escuela nos asegurara que un primo lejano de un amigo lejano había visto una película pornográfica en Super 8 traída de los Estados Unidos: cinco minutos de duración, sin sonido, en blanco y negro. Una gloria. Para el que tenía la suerte de verla, claro.
El resto debía conformarse con llevar al baño una foto de Zulma Faiad en bikini sacada de la TV Guía o una similar de Nélida Lobato en la Radiolandia. Y cuán grande era la felicidad si dicha bikini era al crochet: con la ayuda de una lupa uno podía darse el gusto de casi entrever un pezón. Cómo olvidar aquella de Karin Pistarini saliendo del mar, monumental, la compañera perfecta para nuestro solitario acto, salvo por el detalle de que ella no estaba sola en el retrato sino acompañada por sus dos pequeños hijos, tomados uno de cada mano. Claro que la foto se podía recortar, pero entonces se volvía imposible la concentración por el conflicto moral de lo que se acababa de hacer con la tijera.
Uno tenía sus principios.


De la columna sobre la masturbación escrita por Mex Urtizberea para la Playboy de Brédice (nº 2).

martes, mayo 02, 2006

Ahogada por el semen asesino

Despertares III

Como venía diciendo, comencé tocándome con ambas manos. Sencillo: juntaba los dedos pulgar e índice y con ellos tomaba la piel que me cubría la pijita: el prepucio creo que se llama (que palabra tan horrible, prepucio). En fin, con las dos manos al unísono, hacia arriba y hacia abajo, experimenté mis primeros placeres. Recuerdo que las primeras veces no salía una gota de nada, simplemente en un momento dado sentía un cosquilleo encantador. De más está decir que me tocaba literalmente a dos manos en la creencia de que esa (y no otra) era la forma de hacerlo. Pues bien, un buen día fui interceptado en el patio del colegio por un pibe un año más grande, del que no recuerdo el nombre pero sí que tenía un hermano mellizo (no gemelo). Este pibe era un grandote desarrollado más prematuramente que sus compañeros y, ese día, me cazó del cuello con una de sus manazas y me preguntó: vos te hacés la paja pendejo? Yo le contesté, haciéndome el grande y el entendido: claro ! qué te pensas ? Entonces el otro me miró dubitativo y dijo: a ver, cómo te la hacés ? Yo ahí nomás le tiré el movimiento con los deditos unidos. Para qué. El tipo se cagó tanto de risa que se entraron a juntar otros pibes a mi alrededor. Después de burlarse un rato de mí adelante de todos, cerró su manota derecha casi como un puño, puso cara de loco, me miró y moviéndola en el aire aseguró con su voz ronca: así se hace la paja, nene, así ! Esa noche, en mi casa, puse en práctica la nueva técnica. Al poco tiempo, además del cosquilleo, me empezaron a salir unas gotitas transparentes.

Qué tornillo !

Posta, hoy hace un frío de pajearse.
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