miércoles, abril 12, 2006

El ojo en la paja ajena

He tenido el descortés gesto para con mi persona de despertar sexualmente en momentos poco propicios. Es que hubo en tiempo que no fue hermoso: no se podía preguntar, no se hablaba de ciertos temas, no había información ni imágenes para mirar y uno podía quedar ciego, perder las neuronas o llenarse de pelos las palmas de las manos si se hacía seguido la del mono.
Los ojos estaban tapados para muchas cosas, pero igual teníamos la sensación de que un ojo divino sabía perfectamente lo que estábamos haciendo en el baño.


Esta es la introducción a una columna sobre la masturbación escrita por Mex Urtizberea para la Playboy de Brédice (nº 2). Más adelante iré posteando el resto.
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